Detalles y personas del mundo...

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domingo, 30 de enero de 2011

martes, 25 de enero de 2011

¿Los animales tienen alma?



"El alma es la misma en todas las
criaturas vivientes, aunque el cuerpo de cada una es diferente". (Hipócrates)


Hace algún tiempo escribí una historia en que detallaba como había sido la vida de Poppi, el perrito de unos amigos que falleció dejando un gran vacio en la vida de sus dueños y planteaba la pregunta de si "¿Los perros tienen alma?" Fue tan visitada y consultada la página que me ha movido el deseo de volver a plantear el interrogante  ¿Los animales tienen alma?


Creo que nos quedamos perdidos cuando una de nuestras mascotas se va  y buscamos muchas posibles respuestas para calmar nuestra soledad, la pérdida irreparable que supone la muerte de nuestros queridos y fieles amigos.
Sin ir más lejos, yo personalmente, he tenido experiencias que me dejaron muy marcada por  la tristeza y el desánimo, el fallecimiento de una Pastora Belga de nombre Zara. La vida le regalaba otra oportunidad, había sufrido un accidente con consecuencias muy lamentables que dañaron sus cuerdas vocales y le dejaron sin poder articular ladridos durante varios años. Se recuperó y ésto no le supuso un impedimento para mostrarse jovial y contenta todos los años que vivió.
Fue muy especial para mi, éramos inseparables, amigas y cómplices,  a pesar de por aquel entonces yo tenía horarios poco convencionales para la gente normal, cada noche la sacaba a pasear por la playa y corría alegre por la orilla del mar, dejando las marcas de sus huellas sobre la alfombra de arena mojada. Era un animal noble, inteligente y agradecido. En muchas ocasiones he oído la frase,  "solo le faltaba hablar" y así era ella, se hacía entender como nadie. Con una mirada o un gesto comprendía lo que quería decirle. Se fue sufriendo a pesar de poner todos los medios de la medicina a su disposición, su muerte fue un hecho y los veterinarios no pudieron hacer nada por salvarla, mi impotencia, dejó paso a una tristeza que mi corazón nunca olvidará.


Sufrí también la terrible pérdida de mi gato Ray, un elegante persa que eligió la opción de que fuera su dueña."Dicen que los gatos eligen a sus dueños, no las personas a los gatos". Realmente, él era el gato de mi hija, pero no tenían peeling, creo que no podía evitar ninguno de los dos erizar  pelo y  vello al ver al otro, y aunque yo me resistía, pues no quería sucumbir a sus encantos, insistía con sus arrumacos y no pasó mucho tiempo que me había seducido por completo. Selectivo e independiente, de talante tímido, pues siempre que venían visitas a casa se escondía y no aparecía hasta que éstas se hubiesen marchado.
Al principio reacio, pero una vez que había tomado confianza le encantaba estar en el regazo de la abuela. 
Me esperaba cada noche, allí estaba escuchando el ruido del motor de mi coche para darme la bienvenida, maullaba al verme y se quedaba tranquilo una vez que traspasaba la puerta de casa. Estuvo durante nueve años en nuestra compañía como un miembro más de la unidad familiar y lloramos mucho su ausencia.

Lealtad, cariño, fidelidad, protección  y gratitud, eterna gratitud... Así es la relación que mantienen los perros con sus dueños. Se crean unos vínculos tan fuertes entre los animales y sus cuidadores que quién nunca tuvo uno a su lado, no puede entenderlo. Cuando se "marchan", el vacío que dejan en nuestras vidas es más fuerte y doloroso que cuando lo hacen algunas personas de nuestro entorno.
La fidelidad de estos animales hacia sus dueños, ha sido referida en ocasiones con innumerables anécdotas: Quedarse junto al lecho de muerte de su dueño o salvar su vida, muestra hasta que punto nos dan lo mejor de ellos.


¿Tienen alma los animales tal como entendemos el concepto? ¿Se puede hablar de sentimientos respecto a los animales?


¿La expresión de su mirada, cuando están tristes o son felices tiene que ver con el alma?


¿Sólo los humanos podemos sentir y tener alma?


Me atrevo a opinar que el alma de todas nuestras mascotas están ahí, en algún lugar cercano, velando por sus queridos dueños...

Texto y fotografía: Luz

viernes, 14 de enero de 2011

Hemos aprendido a amar?



Ocurre que mientras desnudamos las propias miserias ante los otros,  nos sentimos observados e invadidos en lo más íntimo; nos queda la opción de meternos en el fondo del alma y bucear entre la intención y el sentimiento de nuestro mejor aspecto. 


No hemos aprendido que para amar hay que despojarse de vestiduras externas y adentrarnos en el mar de la complicidad, que compartir supone dar y recibir en la misma medida, sin caer en la cuenta de quién arriesgó más en la peligrosa escalada.


Estamos hechos de pedazos de sentimientos y cortados a escala de meticulosa materia, pero aún no nos hemos permitido utilizar la llave que nos conduce a la felicidad, abriendo nuestros corazones de par en par, sin pararnos a pensar cuando le toca mover ficha al otro. Tal vez estemos demasiado hipotecados y no somos capaces de escuchar algo tan hermoso y sencillo, que es el toc toc,  del corazón latiendo en el pecho de quien está a nuestro lado.




"Nos olvidamos por completo del efecto tan particular que sentimos ante el revoloteo de mariposas que recorría nuestro estómago en los primeros días de conocernos..."

Texto: Luz
Fotos: Web